El individuo es la base de la gestión antisoborno. Somos cada uno de los colaboradores de la empresa quienes bajo un debido actuar llevamos a cabo nuestro trabajo, aplicando los valores éticos y morales que nos caracterizan.

 

La Norma ISO 37001:2016 define las pautas para la implementación y operación de los Sistemas de Gestión Antisoborno. Bajo este estándar nuestra organización ha implementado una serie de herramientas y controles que nos permiten minimizar el riesgo de soborno.

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¿Y qué es el soborno? Recordemos que la Norma define el soborno como: “Oferta, promesa, entrega, aceptación o solicitud de una ventaja indebida de cualquier valor (que puede ser de naturaleza financiera o no financiera), directamente o indirectamente, e independiente de su ubicación, en violación de la ley aplicable, como incentivo o recompensa para que una persona actúe o deje de actuar en relación con el desempeño de las obligaciones de esa persona.”

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Con base en lo anterior, el soborno se presenta en todos los ámbitos económicos, políticos y sociales, entre otros. La Norma en mención indica que este fenómeno genera nefastas consecuencias, obstaculiza el desarrollo, erosiona la justicia, quebranta los derechos humanos, aumenta los costos de hacer negocios, disminuye la calidad de bienes y servicios, interfiere en el correcto y eficiente funcionamiento de los mercados, entre otras tantas malas secuelas a nivel corporativo, estatal y social. 

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Tal como se puede observar en la definición, el soborno nace y recae sobre las personas, de cuyos actos puede propiciarse y llevarse a cabo un acto de soborno. Así, en el centro de todo este problema estamos los seres humanos, las personas que con su comportamiento individual y bajo determinados criterios, debemos decidir cómo actuar en todos los aspectos de nuestra vida.

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Esto resulta en un hecho muy relevante, donde es propicio rescatar la importancia de la formación tanto en los hogares como en las instituciones educativas para las personas. La dinámica actual tiene múltiples desafíos en estos aspectos, y resulta fundamental retomar las enseñanzas de nuestro padres y abuelos. La formación en casa es primordial y es la base de nuestro posterior desarrollo, una gran tarea para los padres. Es clave que rescatemos los valores éticos y morales que deben primar en cada individuo, y que nos permiten diferenciar lo bueno de lo malo y determinar cuál será nuestra actitud con relación a lo que es correcto o incorrecto.

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Recuerdo que de niña mi abuelo nos regaló a los nietos el libro La Urbanidad de Carreño, un compendio de lineamientos para el buen comportamiento de las personas en diferentes ámbitos. Y lo rememoro en estas líneas porque fue importante en mi formación, y las enseñanzas de mis abuelitos y mis padres alrededor de la honestidad, la responsabilidad, la justicia y la lealtad, han sido columna vertebral de mi actuar en la vida.

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Como parte esencial de la organización que somos todos los colaboradores, es nuestro deber actuar bajo los principios éticos y morales que nos permitan discernir adecuadamente a la hora de proceder y tomar decisiones, lo cual reflejamos en todos los ámbitos de nuestra vida. Por tanto, quiero invitarte a vivir y actuar bajo los valores éticos y morales que tenemos en nuestra organización: integridad, transparencia, compromiso, austeridad, respeto, responsabilidad, honestidad, lealtad, tolerancia y justicia. Aplicando estos valores a diario mantendremos nuestro trabajo en la dirección correcta y aportaremos como individuos en la lucha contra el soborno, y por tanto en la construcción de una mejor sociedad.