SUMERGIÉNDONOS: ¡Una torre contra viento y marea!
- Javier Quintero - Coordinador de Proyectos
- 14 may 2021
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 20 may 2021
¡Literalmente así ha sido! Y fue en febrero de 2020 cuando empezó esta interesante historia.

En aquel entonces, C & M Consultores dio rueda suelta a la etapa 1 de la interventoría integral de la nueva torre de control del aeropuerto Rojas Pinilla de San Andrés Islas, en consorcio con dos empresas nacionales.
Para ello, se revisaron los estudios y diseños, basados en los realizados en 2015 por la Universidad Nacional para la Aeronáutica Civil. Se encontró que estos no estaban vigentes según las normas nacionales e internacionales de seguridad aeronáutica, y de inmediato, se decidió desplazar a nuestro equipo de especialistas al archipiélago para realizar las primeras actividades en sitio.
El viaje estaba listo, pero nadie se imaginaba lo que ocurriría un mes después: ¡llegó la pandemia de COVID-19! Y con ella, el cronograma planificado cambió: los cielos cerraron y entramos en confinamiento total.
Sin embargo, la resiliencia también permeó a nuestra empresa consultora. Desde la distancia, el trabajo se adaptó a la situación y, en un engranaje culto laboral casi perfecto entre la entidad, el contratista y nuestro consorcio, se siguió el acompañamiento, el cual ha permanecido hasta la fecha, de manera diaria y constante.
Fue por ese trabajo en equipo que, a comienzos de septiembre de ese año, apenas se dio apertura a los aeropuertos, un grupo de nuestros especialistas en urbanismo, arquitectura, geotecnia, estructura, lograron viajar a la isla.
Estando allí, fueron aprobados nuestros protocolos de bioseguridad exigidos por la Secretaría de Salud del archipiélago, y establecimos nuestra área de trabajo: un campamento dentro de las oficinas de dicho aeropuerto.
Una vez superados los obstáculos de la pandemia, cuando todo ya estaba nuevamente rodando, a los dos meses llegó otra situación determinante e inesperada: ¡el huracán IOTA!
Fue un momento también muy complicado, escasearon los suministros de supervivencia en el lugar y parte de los diseños tuvieron que modificarse, pues por la naturaleza climatológica del sitio, estos debían cumplir con parámetros de resistencia ante huracanes tipo 5. Para ello los arquitectos del contratista y del consorcio realizaron estudios y generaron cambios en la fachada de la torre y el tipo de ventanería.
Siendo así, como lo dice el adagio popular “insistir, persistir, resistir, nunca desistir”, se ha logrado conservar la visión de construcción de esta necesaria estructura de 11 niveles y 42 metros de altura, que como lo hemos mencionado anteriormente: modernizará las instalaciones del aeropuerto y beneficiará el control del tráfico aéreo de su privilegiada zona caribeña colombiana hasta Jamaica.

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